Juegos tradicionales para niños

Es innegable que los juegos para niños de toda la vida lo tienen cada vez más difícil para combatir contra la creciente invasión de pantallas que reclama la atención de los más pequeños de la casa. Televisión, smartphone, ordenador, consola… son muchos los aparatos electrónicos al alcance de nuestros hijos que les ofrecen todo tipo de posibilidades de ocio (y algunos riesgos, aunque ese es otro tema).

 

¿Por qué los juegos tradicionales son fundamentales para los niños?

Esto no es negativo, o no necesariamente, pero muchas veces nos encontramos con que los niños dejan totalmente de lado los juegos infantiles tradicionales, que también tienen mucho que aportarles. Como siempre, ninguno de los dos extremos es bueno: es genial que los niños se diviertan con las nuevas tecnologías, pero también deberían hacerlo con sus padres y en la calle, con sus amigos, jugando a los juegos clásicos que han entretenido a tantas generaciones anteriores.

Pero los niños siguen disfrutando con los juegos infantiles de siempre, si aprenden a jugarlos. Además, son enormemente beneficiosos para ellos: suponen actividad física, socialización, creatividad, imaginación, competitividad sana, camaradería… y muchos otros beneficios para otro artículo entero. En definitiva: los juegos para niños de toda la vida estimulan su crecimiento tanto físico como intelectual. Y además, les ayudan a hacer amigos. ¿Qué más se les podría pedir?

 

Los mejores juegos tradicionales que puedes enseñarles a tus hijos

El principal atractivo de los juegos clásicos para niños es que se realizan sin ningún tipo de aparato. Muchos de ellos en realidad no precisan de nada más que imaginación y ganas de pasárselo bien.

También es importante el hecho de que la mayor parte de estos juegos son colectivos, lo que, unido a sus reglas sencillas y su desarrollo rápido, permite que los niños interactúen entre sí, hablen, rían y compartan experiencias. Todo ello es fundamental para su desarrollo.
Además, son seguros (más allá de pequeñas caídas o golpes) y normalmente no es necesaria la supervisión de ningún padre. Esto, por cierto, ayuda a que los niños se relacionen con mayor naturalidad y de forma más fluida.

Algunos de los mejores juegos para niños que podrás enseñarles a tus hijos, porque seguro que tú mismo los has jugado en numerosas ocasiones, son los siguientes:

 

  • El rescate

Este juego es sencillo y realmente divertido. Además, implica mucha actividad física. Las normales son las siguientes: el grupo de niños se divide en dos bandos. Uno de ellos debe escaparse y esconderse; el otro, salir a buscarlos. Los buscadores deben ir capturando a sus oponentes uno a uno y llevarlos hasta una zona que será la prisión. Pero, ¡no es tan sencillo! El otro equipo puede liberar a sus prisioneros en cualquier momento, aunque deberán moverse cogidos de la mano. Cuando todo el equipo es capturado, se invierten los papeles.

 

  • El escondite

Si el rescate es clásico, el escondite no le va a la zaga. Aquí también tenemos normales sencillas: uno de los niños cuenta con los ojos cerrados y los demás se esconden. Cuando termina la cuenta atrás, el niño que la lleva debe encontrar a los otros; mientras tanto, los niños escondidos pueden deslizarse (o correr a toda velocidad) hasta el lugar donde el primero estaba contando para llegar antes que él y tocarlo para librarse.

 

  • La peonza

Este es un juego tradicional que de vez en cuando vuelve a los colegios actuales, así que es posible que tu hijo lo conozca o incluso que ya lo haya practicado. El juego no tiene unas normas concretas, más allá de intentar bailar la peonza y realizar movimientos cada vez más complejos (bailarla en la mano, lanzarla sobre la peonza de otro, etc.), pero normalmente los niños suelen jugar juntos y competir entre ellos.

 

  • Balón prisionero

Este juego es muy habitual en las clases de actividad física de muchos colegios, y no es para menos. No solo es muy entretenido, sino que además es un auténtico torrente de actividad. Los niños deberán dividirse en dos equipos y lanzarse el balón. Al tocar a un jugador del equipo contrario, este queda eliminado y pasa a un campo situado detrás de los oponentes, desde donde puede seguir lanzando si coge algún rebote. Gana el equipo que antes elimine a todos los demás. Pero no es nada sencillo: requiere mucha agilidad, reflejos y puntería.

 

Y tú, ¿qué más juegos tradicionales para niños recuerdas? ¿Cuáles te gustaría enseñarles a tus hijos?

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