Juegos para niños de preescolar

No siempre es sencillo motivar y hacer que los niños de preescolar potencien ciertas habilidades. En una sociedad en la que la tecnología lo ha invadido todo, no es de extrañar que se recurra a los dispositivos electrónicos más veces de las que necesarias. Tabletas, consolas o teléfonos móviles son, en muchas ocasiones, los fieles compañeros de los más pequeños de la casa.

Entonces, ¿dónde han quedado los juegos más clásicos? ¿Dónde han quedado esas actividades en las que se aprendía a correr o a saltar? ¿Dónde están las risas y, también, las pequeñas riñas? La realidad es que, si se quiere, todavía se pueden recurrir a algunos juegos que les permitirán no solo pasar un buen rato sino también, aprender muchas cosas nuevas.

La gallinita ciega

Si hay un juego clásico este es, sin lugar a dudas, la gallinita ciega. Este es un juego muy sencillo y muy divertido. En él, hay una niña o un niño que harán las veces de gallinita ciega. Para ello, se taparán los ojos con un pañuelo y tendrán que dar con el resto de los participantes.

Decir que este juego debe llevarse a cabo en un espacio reducido. Se trata de una actividad en la que se potencia mucho el oído, la orientación y la seguridad en uno mismo. Una excusa perfecta, además, para pasarlo en grande. Y es que es mucho el jaleo que siempre de organiza alrededor de este juego.

El juego de las sillas

Otro de esos juegos que forman parte de la memoria colectiva de los que ahora son adultos. Este es un juego muy sencillo pero que puede dar grandes momentos de diversión. Se trata de colocar un número de sillas en círculo igual al número de jugadores menos uno.

A partir de ahí, las niñas y los niños, se pondrán a dar vueltas alrededor de la silla al ritmo que marque la música. En el preciso instante en el que la música deje de sonar todos tendrán que sentarse en una silla. Evidentemente aquel que se quede sin una silla en la que poder sentarse quedará eliminado.

Esta actividad hace que se ejerciten los reflejos, el oído y la coordinación para sentarse lo más rápidamente posible. Y lo mejor de todo es que se puede jugar en cualquier lugar.

Los aros

Un juego sencillo donde los haya. Y es que solo hace falta un palo y cinco aros. El palo se clavará en el suelo y el objetivo no es otro que introducir los aros en él. A una distancia ideal para que las niñas y los niños puedan acertar, se irán sumando puntos en función del número de aros introducidos.

Este juego está pensado para trabajar la coordinación así como la motricidad fina. Y es que, aunque lo parezca no es nada sencillo introducir los aros donde corresponde.

Las partes del cuerpo

Sin lugar a dudas este es uno de esos juegos pensados para los más pequeños. Para los que todavía están aprendiendo de qué partes se compone su cuerpo. Sin embargo, ya advertimos que se trata de una manera excepcional de reforzar estos conocimientos sin esfuerzo alguno.

De lo que se trata es que uno de los niños, o de las niñas, se señale una parte de su cuerpo. Aquel que la mencione más rápido será el ganador de un punto. Al final del juego el que más puntos haya conseguido será el vencedor.

Sin embargo, si se quiere hacer un poco más divertido se puede eliminar el sistema de puntuación. De este modo se quita el componente competitivo, la cual, en muchas ocasiones, no está bien asimilada por los más pequeños. Un recurso perfecto para aquellos profesores que quieran ir un poco más allá en sus clases.

Todos y cada uno de estos juegos siempre pueden tener las variantes que los adultos quieran introducir. Al fin y al cabo de lo que se trata es que cada uno de los niños y de las niñas no solo pase un buen rato sino que pueda reforzar un comportamiento o una capacidad. Gracias a estas actividades se reduce de manera significativa el tiempo que los más jóvenes pasan atados a las tecnologías.

Cierto es que les ha tocado vivir en una época en la que la tecnología es la que gobierna gran parte de la sociedad. Y es cierto que no solo tienen que adaptarse a ella sino que tienen que saber convivir con ella. Pero de ahí a eliminar algunos juegos que les puede llegar a hacer muy felices, hay una gran diferencia. Unos juegos que, dicho sea de paso, no deberían desaparecer ni de los colegios y, por supuesto, de los parques que son lugares en los que se forjan siempre las grandes amistades.

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